13 oct 2010

De gatos bicolores


Un gato bicolor camina afelpado y curioso. Ha permanecido escondido hasta que el coche se ha ido. Después ha salido y, de un salto preciso, ha comenzado su paseo de contenedor en contenedor. Algo llama su atención. Se acerca. Empieza a restregarse, a observar, sigue husmeando. Se rasca una oreja mientras pasa una y otra vez junto a la esquina del ordenador. Desde luego, ésa sí es una basura extraña.




Y perdoname, si te llamo amor

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