“Son otras historias. Historias que llegan y tocan como una bofetada, como mil cubos de hielo en las manos, como clavos en los pies, astillas incrustadas en la piel. Se me queman los ojos cuando los cierro y recuerdo. Me arde la piel cuando vuelvo a sentir aquello, unas manos que todo lo pudieron cambiar.
Pero no, nos encerramos en una noche perfecta, tocada por el halo de la luna, que aquella noche brillaba tanto, lo recuerdo bien, no sé por qué. Todo era especial. Y ahora lo sigue siendo, sin saber el motivo.
¿Por qué?
¿Por qué?
El tiempo se escurre entre nuestros dedos, resbala por las mejillas en caída picada hasta el infinito. Como el infinito de las dudas que comen de mi mente, se alimentan de mis sentidos. El valor para dejarlo todo, romper las reglas, rasgar las entrañas y, quizás, echar a volar.
Porque me duele otra historia. Que no es la mía, que pudo serlo. Me duele saber que es ella quien te besa, quien te cuida… Pero sonrío. Yo también te cuido mientras sueño; mientras sueño con esa otra realidad… amarga, y a la vez tan dulce.”
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